Morelia, Michoacán; a 20 de enero de 2025. – En las calles empedradas del centro histórico de Morelia, hay un hombre que se ha dedicado durante 14 años de su vida a vender paletas de hielo y helados a los transeúntes. Su nombre es Gabriel, y su historia es una lección de perseverancia y amor por el trabajo.
Gabriel es originario de un pueblo cercano, pero su vida cambió cuando se mudó a Morelia en busca de oportunidades. Sin embargo, su situación familiar se complicó cuando su madre enfermó y sus hermanos no pudieron apoyarla. Así que Gabriel se convirtió en el principal sostén de su hogar.
“Me siento muy agradecido con la vida por las oportunidades que se me han presentado, afortunadamente me dedico a esto, y en general yo me levanto todos los días para poder ayudar a mi mamá, porque mis hermanos están lejos y soy el único que ve por mi mamá”.
A pesar de las dificultades, Gabriel no se rinde, se levanta todos los días en búsqueda de sobresalir y así salir a las calles del centro histórico a vender sus paletas, su labor es incansable, y su sonrisa es contagiosa.
Pero lo que más destaca en Gabriel es su labor en las escuelas y secundarias. Él se siente orgulloso de poder ofrecer a los niños y jóvenes una paleta o un helado que les haga sonreír. A pesar de las dificultades, Gabriel ha encontrado en su trabajo el amor por la realización del mismo.
“De aquí pues hay días que si sale y hay días en los que no sale nada, es complicado esto de vender y luego el sol que hace, hace un buen de calor y uno con la gorra se protege del calor porque la venta está dura y uno viene a sentarse un poco”.
La historia de Gabriel es una lección de perseverancia y amor por el trabajo. A pesar de las dificultades, él sigue adelante, sonriendo y ofreciendo alegría a los demás. Su hielo no solo calienta el corazón, sino que también inspira a seguir adelante.