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Evangelio de hoy domingo 21 de julio y lecturas de la Misa

FUENTE: A Tiempo Noticias / Sucesos / Redacción

Morelia, Michoacán, 21 de julio de 2024.- Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 21 de julio 2024. ¡Conócelas!

Lecturas y Evangelio del 21 de julio de 2024

Primera Lectura: del libro de Jeremías 23, 1-6.

Salmo: Salmo 22.

Segunda Lectura: de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 13-18.

Evangelio del día: Evangelio según San Marcos 6, 30-34.

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías 23, 1-6

Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño –oráculo del Señor–.

Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel:

A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá –oráculo del Señor–. Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia”.

Palabra de Dios

Salmo

Salmo 22

R: El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 13-18.

Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.

Palabra de Dios

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

“Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”.

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio: “El tiempo en la hamaca…”

Existe una célebre narración que incluye moraleja, acerca de un hombre de negocios que se acerca a dialogar con un pescador, el cual se encuentra meciéndose plácidamente en su hamaca.

El eterno negociador, reprobando el descanso del pescador le pregunta porqué no está haciendo algo que le produzca ganancia y desaprovecha el tiempo ahí, meciéndose en su hamaca. El pescador a su vez, sorprendido, le pide razón del por qué debería estar todavía trabajando si ya en la mañana desde muy temprano lo hizo, tuvo tiempo incluso de estar con su familia, comer con ellos y ahora es que se dispuso, todavía con algunas horas que el día le regala a descansar de la jornada.

Todavía el perito en economía le insiste en que si se siguiera esforzando por trabajar más horas al día, así dentro de algunos años con esa disciplina podría dedicarse a pasar tiempo con su familia y descansar plácidamente meciéndose en su hamaca; a lo que el pescador observa: ¡pues eso es lo que estoy haciendo!

Ahora que leemos al evangelista Marcos, que relata cuando los apóstoles le refieren a Jesús todo el trabajo que han realizado, todo lo que han enseñado; entonces Él les dice: “vengan también ustedes, a un lugar solitario, para descansar un poco” (verso 31).

Para una sociedad donde el consumo, la ganancia, el dinero, es lo que regula las relaciones humanas, determina el cómo las personas son tratadas e incluso se vuelve el medio de compra y venta de la inocencia y la pureza de las mismas; obviamente que resulta extraño que Jesús les diga, vengan ustedes, vengan conmigo, a un lugar adecuado, a descansar un poco.

Resulta incomprensible para las reglas del mercado, detener una máquina e interrumpir su producción, para descansar un poco. Es como si se estuviera perdiendo algo, no por nada el dicho: “tiempo es dinero” muchos lo aplican hasta en el día en que debemos de reservarnos para dar gracias a Dios.

Detenerse a descansar resulta todo un desafío no sólo para los trabajadores en empresas, sino también para los que estamos empeñados en el servicio a los demás, recuerdo con mucho cariño a una Psicóloga que nos dedicaba siempre un día a la semana para poder saber cómo estábamos quienes atendíamos en Cáritas, cuando venían personas a demandar servicios y les informaban que estábamos reunidos, incluso se llegaban a molestar y decían que en lugar de hacer eso, teníamos que estar atendiendo a quien más lo necesita.

El Evangelio que escuchamos este domingo, me parece una clara invitación a dedicarnos un tiempo para nosotros, para pensar cómo estamos haciendo las cosas, para platicar con Jesús, todo lo que hemos hecho y enseñado, seguramente Él nos indicará que debemos mejorar o qué debemos dejar de hacer, para construir el Reino de Dios, no el nuestro, ni nuestro imperio, sino el Reino que Jesús predica, que incluye descansar para estar con Él.

Sólo así, podremos sonreír cuando digamos en la ventanilla: “el que sigue por favor” y atenderlo con gusto, porque de no descansar, lo más seguro es que digamos: ¡qué quiere!, ¡ahorita no está el padre! Y nos hagamos de un carácter amargo por no haber tenido tiempo como el pescador, de tomar un tiempo para mecernos en una hamaca. (CON INFORMACIÓN DE: DESDE LA FE)

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