Groenlandia resiste ante el interés de Trump, reafirmando su autonomía y rechazando las presiones de Estados Unidos.
La reciente victoria del partido independentista Demokraatit en Groenlandia ha reavivado un debate geopolítico de gran envergadura: el interés de Estados Unidos en controlar la isla. El presidente Donald Trump, quien asumió nuevamente el poder en enero, ha insistido en que su país necesita Groenlandia por razones de seguridad nacional, y declaró que “de una manera u otra”, planea adquirir el territorio. Estas declaraciones han generado preocupación tanto en Dinamarca como en Groenlandia, donde el primer ministro saliente, Mute B. Egede, dejó claro que la isla no está en venta.
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¿Es legalmente posible que Estados Unidos adquiera Groenlandia?
Desde el punto de vista legal, Groenlandia es un territorio semiautónomo bajo soberanía danesa, lo que significa que cualquier cambio en su estatus territorial requeriría la aprobación del Parlamento danés y el consentimiento del pueblo groenlandés. La Carta de las Naciones Unidas reconoce el derecho de autodeterminación de los pueblos, lo cual refuerza la posición de Groenlandia para decidir su futuro sin injerencias externas.
Históricamente, Estados Unidos ha intentado comprar Groenlandia en varias ocasiones. En 1946, el entonces presidente Harry Truman ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares por la isla, oferta que fue rechazada. En 2019, durante su primer mandato, Trump volvió a proponer la compra, generando indignación en Copenhague y Nuuk, la capital groenlandesa. Ahora, con su regreso a la Casa Blanca, la presión se ha intensificado.
¿Podría Estados Unidos tomar Groenlandia por la fuerza?
Las declaraciones de Trump han insinuado que Washington podría recurrir a medios más agresivos para asegurar el control de la isla. Sin embargo, cualquier intento de anexión forzada violaría el derecho internacional y podría desencadenar una crisis diplomática con la Unión Europea y la OTAN, de la cual Dinamarca es miembro.
Además, Groenlandia ya alberga una base militar estadounidense en Thule, lo que proporciona a Washington una presencia estratégica sin necesidad de un control total del territorio. No obstante, algunos analistas advierten que la creciente competencia con China y Rusia en el Ártico podría motivar a Estados Unidos a fortalecer su posición en la región.
La respuesta de Groenlandia y Dinamarca al interés de Trump
Tanto el gobierno groenlandés como el danés han rechazado firmemente la posibilidad de ceder el territorio. El primer ministro Egede ha sido claro en su postura: “Groenlandia no está a la venta y merece ser tratada con respeto”. Dinamarca, por su parte, reafirma su compromiso con la autonomía groenlandesa y ha criticado las declaraciones de Trump como una intromisión inaceptable.