Con años de investigación vinculada a la naturaleza, las activistas ofrecen una guía que también contiene recetas e ilustre sobre conservas y fermentos.
Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. ¿Por qué matar con veneno (químicos) las bacterias en los alimentos que son benéficas para el cuerpo humano? ¿Por qué contar las calorías, los carbohidratos? ¿Qué prefieres: pagar un alimento sano o una quimioterapia? Lo que se requiere es vida en equilibrio, cambiar la forma de comer, un campo y cocina sustentable frente al bombardeo industrial de la comida ultra procesada.
Sonia Ortiz y Celia Marín enarbolan su activismo de volver a lo tradicional, a la vida con microorganismos buenos, a la fermentación de los alimentos de manera natural, a una nutrición sin el peso del conteo calórico.
“Las grandes empresas no quieren que volvamos a las tradiciones”, sentencian las activistas con años de investigación y fundadoras de Aldea Avándaro, en Valle de Bravo, en el Estado de México.
El pasado viernes, en el restaurante San Miguelito, a cargo de la chef Cynthia Martínez, presentaron el libro “Larousse: Cocina más con vegetales”. Recetas, conservas y fermentos, una guía de aprendizaje sobre cómo sembrar el propio huerto, cómo combatir las plagas sin venenos, cómo conservar las plantas, cómo usarlas como remedio, cómo fermentarlas.
Además, contiene recetas para cocinar con vegetales; ilustra sobre la forma de crear saborizantes con fermentos naturales, hechos con las mismas plantas del huerto casero.
CONECTARSE CON LA NATURALEZA
Sonia y Celia exponen que no se trata de que se produzca toda la comida en el huerto doméstico, pero recomiendan conectarse con la naturaleza, basta una planta que se tenga en casa para vincularse, darse cuenta cuánto tiempo le tarda en crecer para apreciar y no desperdiciar, y para que no duela pagar lo que cuesta un alimento libre de químicos.
“Hoy todo lo comemos muy estilizado. Si veo una manzana ‘feita’ no me la como, la chupó el diablo, pero no, esa manzana que la chupó el diablo o que la picó primero un pajarito, es la más rica de todas, es la que ya está calada, la que ya fue catada por el pájaro”, destaca Celia.
“Comamos afuera del mercado, con las señoras que llevan su producto de temporada, que no tiene químicos, porque cuestan mucho; además se hace un bien a la economía verde, que se llama economía local”, remata Sonia.
NO CUENTES LAS CALORÍAS
“¿Cuántas calorías? ¿Cuántos carbohidratos? ¿Cuántas grasas? Eso no es importante. No cuentes calorías, no se trata de ver la nutrición así”, sentencia Sonia.
Agrega que más bien hay que contar cuántas frutas y verduras diferentes se comen en una semana, “eso es salud”, además de comer variado, por ejemplo, mañana se come chayote, pasado mañana calabacita o se revuelven todas en un día y al otro se comen otros productos diferentes, “pero no sigas comiendo lo mismo todos los días, porque entonces nunca vas a tener una salud diferente si te sigues alimentando igual”.
NO MATES LA VIDA
Hoy todo se quiere desinfectar con cloro y eso mata, expresa Sonia. Mejor desinfectar con agua, con vinagre, con eso se mata las bacterias malas, pero viven las buenas. “Necesitamos bichos, no podemos vivir en una burbuja, no somos capaces de alimentarnos si no tenemos microorganismos”.
Lo mismo ocurre con la fermentación natural, si se usa cloro, se matan los microorganismos que degradarían de manera natural la materia. “Entonces, no queremos ausencia de vida, demos vida en equilibrio. Queremos muchos bichos buenos peleando con nosotros, es el concepto que queremos cambiar”, recalca Sonia.
EL COSTO-BENEFICIO EN LA SALUD
Las activistas e investigadoras van en contra de lo industrializado y en pro del campo, del campesino, de que reciba un sueldo justo.
Pero también abogan por los alimentos limpios, cosechados a mano, aunque se tenga que pagar más por ellos. “¿Si las verduras limpias y cosechadas a mano te salen más caras, qué prefieres: pagar una verdura cara o pagar una quimioterapia cara? ¿En qué te quieres gastar el dinero? ¿Nada más dime, o sea, en medicinas o en un alimento sano? Yo prefiero gastar mi dinero en alimento sano para no enfermarme”, manifiesta Celia.