El trabajo de la familia Guevara, no solamente ha recuperado las técnicas, sino que también, está haciendo un valioso aporte para conocer más sobre los distintos tipos de obsidiana que hay en el sistema Zinapécuaro-Ucareo

Dante B. Martínez Vázquez

En el libramiento sur de Zinapécuaro, con dirección rumbo hacia Bocaneo, se encuentra el taller de la familia Guevara, oriunda del municipio de Zinapécuaro, municipio que se ha caracterizado por sus balnearios, las frutas de Ucareo y su delicioso pan; sin embargo, en Zinapécuaro existen kilométricos yacimientos de una materia prima que fue de gran importancia durante la época prehispánica en Michoacán y el resto de Mesoamérica, hablamos de la obsidiana.

La obsidiana es un vidrio de origen volcánico, cuyas propiedades físicas le permite ser un material sumamente maleable, cualidad que los pueblos mesoamericanos como los Purépechas, Mayas, Otomíes o Mexicas, aprovecharon para confeccionar desde herramientas como puntas de flechas, navajas para cortar, raspadores y raederas para curtir la piel, hasta joyería fina como, cuentas de collares, orejeras, bezotes, narigueras entre otros. No obstante, las cualidades de la obsidiana le permiten inclusive poder hacer esculturas a partir de ella; de una gran belleza estética, en varios lugares de Michoacán y del resto de Mesoamérica, se han encontrado varios de estos ejemplares escultóricos de gran valor artístico, como la máscara de obsidiana de Puruandiro, que se puede conocer en el Museo del Estado de Michoacán, o el mono de obsidiana Mexica que se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México.

En Zinapécuaro y Ucareo se encuentran varias vetas que han sido explotadas por distintas culturas mesoamericanas durante milenios, teniendo una explotación masiva durante el período epiclásico (600-900 después de Cristo), pues la obsidiana de dichas vetas era comerciada hasta el norte de México y en lugares de Centroamérica.

Zinapécuaro se convirtió en un importante centro manufacturero de objetos en obsidiana en Michoacán, especialmente para la cultura Purépecha, que aprovechó dicha materia para la confección de herramientas y objetos suntuarios, y a pesar de la conquista castellana, la producción de objetos de obsidiana no cesó, pues durante el período virreinal, existieron familias de artesanos que todavía se dedicaban a elaborar distintos tipos de objetos, entre los que destacaban los soportes rectangulares para hacer pinturas al óleo, este tipo de soportes fueron especialmente utilizados por el pintor español barroco: Bartolomé Esteban Murillo (S. XVII) de quien varios de sus cuadros fueron elaborados con obsidiana de Ucareo, y se encuentran en distintos museos del mundo como, el Louvre de París.

A pesar de la enorme riqueza de esta materia prima en Zinapécuaro, los artesanos talladores de obsidiana fueron paulatinamente desapareciendo en la región, hasta el punto de prácticamente extinguirse en el siglo XX. Fue así que en pleno siglo XXI, la iniciativa del señor Antonio Guevara, está impulsando el rescate de los artesanos de obsidiana en Zinapécuaro; en la actualidad, se trata del único taller de obsidiana en la región, pero su trabajo no solamente lo ha llevado a elaborar una impresionante cantidad de artesanías que van desde esculturas decorativas, elementos arquitectónicos, hasta objetos utilitarios como lapiceras, espejos y llaveros. Parte de su trabajo busca rescatar las técnicas antiguas que utilizaron los pueblos indígenas en Michoacán, así como elaborar objetos alusivos a dicha época como, las armas mesoamericanas como el Macuahuitl, entre otros, y que forman parte de la riqueza histórica del estado.

El trabajo de la familia Guevara, no solamente ha recuperado las técnicas, sino que también, está haciendo un valioso aporte para conocer más sobre los distintos tipos de obsidiana que hay en el sistema Zinapécuaro-Ucareo; demostrando que no solamente en la región está la típica obsidiana gris o negra, sino que inclusive hay una amplia variedad de colores que van desde violetas hasta plateados.

Su taller se encuentra en la calle Felicitas del Río, esquina con Libramiento Sur, edificación con el número 18, en donde encontrará una amplia variedad de productos a la venta.

Dante B. Martínez Vázquez, licenciado en Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Colaborador de los proyectos PAPAPCSUM y REPIMTAR del centro INAH, Michoacán. Maestro en Historia en la facultad de Historia, de la UMSNH.

Email: Dante_dalton@outlook.com Academia.edu / Dante Martínez Vázquez