Un grupo de 17 migrantes fue rescatado esta semana de una situación crítica de hacinamiento y sobrecalentamiento en la frontera entre Sonora y Arizona, luego de que autoridades estadounidenses desmantelaran una operación de contrabando humano.
Los migrantes, entre ellos al menos un menor de edad, fueron encontrados en condiciones alarmantes: unos permanecían encerrados en un pequeño sedán, mientras que otros estaban ocultos dentro de un vehículo recreativo sin ventilación ni acceso a agua. Ambos vehículos se encontraban bajo el intenso sol del desierto, con temperaturas internas que aumentaban peligrosamente.
La intervención fue realizada por agentes del Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza, que llegaron al lugar tras una investigación de rutina. El jefe del sector, Sean L. McGoffin, aseguró que el operativo evitó una posible tragedia. “Encerrar a seres humanos en espacios cerrados y sin condiciones mínimas de vida es inhumano. Afortunadamente, llegamos a tiempo”, declaró.
Durante la operación, un sospechoso intentó escapar a pie, pero fue detenido poco después. El conductor del sedán, ciudadano estadounidense, fue arrestado y enfrenta cargos por tráfico de personas, según confirmaron las autoridades fronterizas.
Las personas rescatadas fueron atendidas médicamente y se encuentran ahora bajo custodia, donde se seguirá el proceso correspondiente según su situación migratoria.
El caso ha vuelto a poner en evidencia los peligros extremos que enfrentan los migrantes en su intento por cruzar la frontera, así como la brutalidad de las redes de tráfico humano que lucran con la desesperación ajena. En medio del desierto, sin aire ni agua, el rescate de esta semana no solo evitó un desastre: salvó vidas.
Fuente: Milenio