La refriega dejó un saldo preliminar de al menos dos muertos y dos vehículos “monstruo” calcinados en una brecha cercana al poblado

Redacción / La Voz de Michoacán

Apatzingán, Michoacán. La violencia volvió a sacudir con brutal fuerza a la Tenencia de El Guayabo, en el municipio de Apatzingán, donde durante la madrugada de este jueves se registró un cruento enfrentamiento entre células de Los Caballeros Templarios y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), ésta última que habría intentado irrumpir en la zona con el respaldo de su brazo armado aliado, Los Viagras.

La refriega dejó un saldo preliminar de al menos dos presuntos sicarios muertos y dos vehículos “monstruo” (camionetas blindadas de fabricación artesanal) completamente calcinados en una brecha cercana al poblado.

Imágenes que circulan en redes muestran las unidades carbonizadas y los cuerpos sin vida tendidos en la tierra, mientras versiones extraoficiales hablan también de saqueos a viviendas y a una tienda local durante el caos.

Fue en plena oscuridad cuando, según fuentes locales, hombres armados del CJNG intentaron tomar control del poblado. Sin embargo, fueron emboscados por integrantes de Los Templarios, quienes les arrebataron una de sus unidades blindadas y la incendiaron, junto a otro vehículo, en un claro mensaje de resistencia territorial. Los sonidos de las ráfagas y explosiones aterrorizaron a los habitantes, que amanecieron con el humo aun flotando sobre los cerros y con "el Jesús en la boca".

El personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), Guardia Nacional y los elementos de la Fiscalía Regional arribaron al sitio para asegurar la zona y confirmar la presencia de los dos cuerpos, dando inicio a las diligencias correspondientes.

Este violento episodio ocurre apenas un día después de otro hecho alarmante en esa misma área de El Guayabo, donde el 23 de julio una poderosa explosión en la serranía acabó con la vida de dos presuntos integrantes del CJNG, quienes manipulaban un artefacto explosivo de fabricación casera.

Los cuerpos fueron localizados por el Ejército y la Policía Municipal, con evidentes heridas por la detonación. Uno de los hombres vestía un chaleco con las siglas “CJNG-FEM-FEE” (Fuerzas Especiales de Mencho-Fuerza Especial Explosivista), mientras que el otro portaba uniforme táctico similar.

Ambos contaban con indumentaria propia de células especializadas en explosivos, y fuentes cercanas a la investigación no descartan que se trate de extranjeros, posiblemente colombianos o venezolanos, contratados como expertos por el cártel jalisciense.

La Fiscalía ya indaga la nacionalidad de los fallecidos y su posible vínculo con células especializadas en terrorismo táctico, cada vez más utilizadas por el CJNG en la disputa territorial que mantiene en Michoacán.

Con estos hechos, El Guayabo se convierte en el epicentro de una guerra no declarada, donde el fuego, el terror y la muerte se han vuelto parte del paisaje cotidiano. La población civil, atrapada entre bandos, sólo pide una cosa: sobrevivir y sólo le quedan los rezos a Dios por ello.