Ángela Aguilar enfrenta críticas por su versión de “La Gata Bajo la Lluvia”, generando un debate sobre derechos de autor.
Ángela Aguilar ha vuelto a ser el foco de atención tras la controversia generada por su colaboración con el DJ Steve Aoki en “Invítame un café”, una versión techno de “La Gata Bajo la Lluvia”, originalmente popularizada por Rocío Dúrcal.
La polémica surgió al viralizarse que Ángela aparece como compositora del tema, pese a que la melodía y letra remiten a la obra original de Rafael Pérez Botija.
El escándalo creció después de que la joven artista recibiera un premio MUSA por su trayectoria como compositora, lo que llevó a una revisión detallada de los créditos de sus canciones.
“Invítame un café” llamó la atención por su similitud con el clásico de los años 80 y por la inclusión de Aguilar como creadora en los registros oficiales.
En el programa ¡Siéntese quien pueda!, se discutió el tema con una declaración que avivó el debate:
“Algo que mencionó Manu es que sí hubo un acuerdo monetario, de otra manera no hubiera podido existir este cover o esta versión de La Gata Bajo la Lluvia. Y además de eso, decir que, bueno, a mí me pareció superfuerte, que él mencione que: ‘¿Por qué los compositores originales siguen cediendo sus derechos por caprichos de otros artistas?’”.
Textos personales
Aunque Ángela no ha hecho una declaración directa sobre la controversia, ha optado por comunicarse con su público a través de textos personales y espirituales en redes sociales. Compartió un escrito de una fan que le brindó apoyo:
“En medio de tanto ruido y juicio, quiero recordarte que tu valor no depende de lo que se dice de ti… Hay silencios que no son debilidad, sino refugios de sabiduría. Callar, a veces, es dejar que hable la verdad en el tiempo”.
La hija de Pepe Aguilar respondió con una frase breve pero significativa:
“Mensajes que sanan”, sugiriendo que, aunque no se pronuncie directamente, está consciente del impacto emocional de la situación.
Mientras la industria musical debate sobre los límites éticos y legales en la cesión de derechos de autor, Ángela Aguilar parece encontrar consuelo en su fe, su comunidad de seguidores y su convicción personal.
En un entorno donde las redes sociales amplifican tanto el juicio como el apoyo, su silencio se convierte en una declaración en sí misma.
