Morelia, Michoacán

Por fin la noche del 22 de febrero el Estadio Morelos recibió a 55 mil aficionados para presenciar el espectáculo del querido e idolatrado Chayanne.

El boricua brindó un gran show lleno de luces, mucho baile y una gran energía que mantuvo al público de pie durante las dos horas del concierto.

La previa

Mientras la gente se arremolinaba en los alrededores del Estadio Morelos, apresurados para encontrar su entrada correspondiente, la lluvia empezó a caer alrededor de las 5 de la tarde.

Los comerciantes trataban de aprovechar la oportunidad vendiendo impermeables. A las afueras también se ofrecían las tradicionales playeras, gorras y cobijas con la imagen del cantante con su torso al descubierto.

Ya se sentía la euforia y entusiasmo del público. “Abuelito soy tu nieto”, “Baila conmigo y te perdono la pensión” se podía leer en las pancartas haciendo alusión a todos los hijos y parejas que tiene el “papá de México”.

En el interior del recinto la gente buscaba el mejor lugar para presenciar a su ídolo. “Churros, papas, palomitas” se escuchaba a los comerciantes ofreciendo las garnachas.

Poco a poco el Estadio se fue llenando. Había un gran ánimo y la gente se puso a hacer la tradicional ola en espera del cantante. El escenario se levantaba majestuoso de color negro, en el centro un marco que aguardaba la entrada de Chayanne.

El gran espectáculo

Después de 3 horas de espera, cerca de las 9 y cuarto, el recinto se obscureció y Chayanne irrumpió con gran sonido y energía cantando “Bailemos otra vez”, “Salomé” y “Boom boom”.

El puertorriqueño cerró su interpretación de Salomé con la frase “¡Ay!, miren niñas si las quiero”, lo que arrancó los gritos de las mujeres. Cada beso que mandaba, cada movimiento de cadera que hacía despertaba una ola de gritos, suspiros y ovaciones.

El artista se dio un momento para agradecer todas las atenciones que había recibido desde su llegada, agradeció la asistencia del público y se ofreció ante ellos con la frase “Esta noche ustedes mandan y yo obedezco”.

Generó una gran conexión, descendió del escenario, saludó a la gente, recibió flores. Todo el estadio se fundió en una sola voz al entonar junto con él “Y tú te vas”, uno de sus más grandes éxitos.

El cantante cautivó a la gente cuando recordó los inicios de su carrera y mencionó que era su primera vez en la ciudad. “Ahora ya no soy virgen, gracias por hacerlo conmigo” bromeó para el público.

Después de éxitos como “Si la vida la perdiera en un instante”, “Tú pirata soy yo”, “Fiesta en América”, Chayanne mandó un mensaje para reflexionar sobre lo pasajero de la vida y aprovechar el tiempo en familia.

El papá de México guardó silencio y tomó aire, “Mis hijos, los amo, los espero en casa”, gritó provocando la locura en el coloso del Quinceo. “Papi, papi, papi” respondió todo el estadio correspondiendo el humor.

Chayanne amagaba con terminar el show y la gente pedía “Torero” que aún no era interpretada. Al termino de cada canción el cantante preguntaba “¿Seguimos?”, el público respondía de inmediato de manera afirmativa.

“Tiempo de vals” acompasó a todos los asistentes en un vaivén de lado a lado. Llegó el momento de “Somos la copa y el vino” donde el artista pidió una pareja de baile y una afortunada mujer michoacana cumplió uno de sus deseos más anhelados: bailar abrazada de Chayanne.

El show terminó con la energía en lo más alto con “Torero” como la última canción. El público bailó y cantó toda la noche, se retiró satisfecho, a la salida del recinto aún se escuchaba a pequeños grupos entonando los éxitos del artista.


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