Las redes de tráfico aprovechan la desesperación de los migrantes, aumentando las tarifas según la demanda o endurecimiento de controles fronterizos
Redacción / La Voz de Michoacán
El tráfico de personas deja ganancias anuales de 100 millones dólares a las bandas del crimen organizado solo en las operaciones que realizan en la frontera entre Chihuahua y Texas, Estados Unidos.
De acuerdo a un reporte confidencial de inteligencia difundido por Milenio, las cuotas que cobran los traficantes a los migrantes oscilan entre los 4 mil y los 10 mil dólares por persona, dependiendo de la ruta, los riesgos y los servicios que se ofrecen.
“Únicamente en la frontera Chihuahua-Texas hay una ganancia anual de 100 millones de dólares, considerando que lo que va del año (2024) han transitado más de 274 mil migrantes”, señala el documento.
Para las organizaciones criminales, el tráfico de personas se ha convertido en una industria millonaria, dejando de lado incluso el trasiego de drogas y privilegiando el paso de personas hacia los Estados Unidos.
Las redes de tráfico aprovechan la desesperación de los migrantes, aumentando las tarifas según la demanda o endurecimiento de controles fronterizos.
Esto ha provocado un incremento en los niveles de violencia ya que las bandas se disputan el control del territorio.
Y es que, de acuerdo con la información que han dado traficantes detenidos, los traficantes cobran a las personas que buscan llegar a Estados Unidos 4 mil dólares cuando el migrante se encuentra en la frontera, entre 10 mil y 18 mil cuando es traído de Centro y Sudamérica, mientras que las tarifas se elevan hasta 30 mil dólares cuando se trata de migrantes extracontinentales.
“Las redes de tráfico aprovechan la desesperación de los migrantes, aumentando las tarifas según la demanda o endurecimiento de controles fronterizos”, detalla.
Las principales bandas criminales que operan en esta entidad son La Línea, La Empresa, Artistas Asesinos, Los Aztecas de la Vieja Escuela, Los Aztecas Nuevos y Los Mexicles.
Otras fuentes de ingreso
Pasar grupos de personas a Estados Unidos no es el único negocio. Está comprobado que, en la zona fronteriza, las bandas extorsionan a los migrantes para obtener recursos adicionales que les permitan financiar la empresa criminal.
Además, los migrantes que ya fueron enganchados por algún grupo suelen ser secuestrados o extorsionados, cobrando rescates que oscilan entre 5 mil y 20 mil dólares dependiendo del perfil de las víctimas y de las capacidades de pago que tengan sus familiares.
Y los que tienen menos suerte o falta de poder adquisitivo terminan en redes de explotación laboral o sexual generando “ingresos sostenidos para los grupos criminales. Por ejemplo, en sectores agrícolas, construcción o prostíbulos clandestinos. Además, se calcula que el tráfico con fines de explotación sexual puede generar ganancias de millonarias”, explica.
Mejor negocio
Las investigaciones gubernamentales han llegado hasta las cárceles estatales, en donde integrantes de las bandas del crimen han revelado que los enfrentamientos violentos entre ellos ya no son por el trasiego de drogas, sino por tomar más territorio para traficar migrantes.
“Los cárteles de la droga han evolucionado en la forma de generar ganancias, siempre buscan más ganancia en menor tiempo y menor riesgo, la correlación que existe en el tráfico de personas y migrantes genera un blanco efectivo para los grupos delictivos en México”, explica.
Y como obtienen más recursos de esta actividad, aprovechan para comprar mejores armas y tecnología para tener mayor capacidad operativa generando mayor violencia en las comunidades.
“El tráfico de personas no sólo representa un problema de derechos humanos, sino también una fuente significativa de ingresos para los grupos criminales, lo que agrava la inseguridad en las regiones afectadas”, detalla.
Autoridades de los tres niveles de gobierno tienen un plan para enfrentar este problema, que principalmente consiste en mejorar la coordinación entre países para desmantelar las redes de tráfico, atacar las fuentes de financiamiento rastreando y bloqueando los flujos financieros de las organizaciones, así como incrementar las sanciones y los recursos para investigar y procesar estos crímenes.