Morelia, Michoacán
Antes de Frankenstein, la muñeca Annabelle y el diabólico Chucky, La Monja, Freddy Krueger, que convierte ellos sueños en pesadilla, Hannibal Lecter, un villano más reciente, los cinéfilos fueron aterrorizados por el famoso conde Orlok en la película muda Nosferatu, de 1922, que marcó el inicio de un linaje de reyes del horror.
Por fortuna, la leyenda regresa este primero de enero con el estreno en los cines de una nueva adaptación de Nosferatu en manos del director Robert Eggers (El faro, La bruja, El hombre del norte), quien, respetando los cánones del clásico, pero agregandole su propio toque, logró recrear a este demonio, a tal nivel, que espantó hasta a los mismos protagonistas del filme.
Según una nota de Excelsior, el largometraje de terror gótico sigue la historia del corredor de bienes raíces, Thomas Hutter (Nicholas Hoult), quien desesperado por conseguir dinero para empezar una nueva vida con su futura esposa, busca vender un castillo a un comprador muy especial: el excéntrico conde Graf Orlock (Bill Skarsgård).
No obstante, el conde es, en realidad, un vampiro milenario que busca esparcir el terror y la desgracia en la región de Bremen, Alemania.
Un monstruo precursor
El conde Orlok, un personaje ficticio y aterrador, es una reinterpretación realizada por Friedrich Wilhelm Murnau del personaje original del Conde Drácula, de la autoría de Bram Stoker, y tiene el honor de haber sido el primer rostro vampírico que apareció en la gran pantalla en 1922.
El nombre Orlok, está relacionado con la palabra húngara Ördög, que significa diablo, así como con la voz eslovaca Vrolok (vampiro u hombre lobo).
Pálido, calvo, con largos dedos de uñas filiformes, orejas puntiagudas y afilados incisivos (en lugar de caninos) el conde, infunde miedo y horror, aunque también está dotado de un considerable encanto.
El personaje, siniestro en extremo, camina como si sus pies no estuvieran en el suelo y flotara en el aire. Para colmo, es seguido a todos lados por ratas, que tradicionalmente llevan la temida peste negra.
Orlok no debe ser destruido con una estaca clavada en el corazón, sino por una mujer pura de corazón que esté dispuesta ofrendarle su vida.