Cada año, junio se viste de colores para conmemorar el Mes del Orgullo, una fecha emblemática en la que la comunidad LGBTQ+ celebra la libertad de vivir con autenticidad, al tiempo que honra una historia marcada por la resistencia y la búsqueda de justicia.
El origen de esta conmemoración se remonta al 28 de junio de 1969, cuando una redada policial en el Stonewall Inn, un bar ubicado en Greenwich Village, Nueva York, desató una rebelión espontánea. En una época en la que ser homosexual era criminalizado y los espacios LGBTQ+ eran constantemente acosados por la policía, esa madrugada se rompió el silencio. Personas trans, drag queens, lesbianas y homosexuales resistieron los abusos y respondieron a la violencia con valentía, dando inicio a lo que hoy se considera el nacimiento del movimiento moderno por los derechos LGBTQ+.
La activista bisexual Brenda Howard, conocida como la “Madre del Orgullo”, fue clave en transformar esa rabia y dignidad en acción política. Un año después de Stonewall, organizó la primera marcha del Orgullo en Nueva York, y promovió una visión afirmativa del movimiento basada en la dignidad, el respeto y la autoaceptación.
Con el paso del tiempo, la bandera arcoíris —creada por Gilbert Baker— se convirtió en el símbolo del Orgullo, al que se han sumado variaciones que representan otras identidades dentro del espectro: bisexual, pansexual, trans, no binaria, asexual, entre muchas más.
Hoy, el Orgullo va más allá de un desfile: es una manifestación global en favor de la igualdad. Personas LGBTQ+ y sus aliados toman las calles de ciudades como Ciudad de México, Madrid, Berlín, Nueva York y muchas más, para celebrar la diversidad, visibilizar demandas pendientes y exigir el fin de la discriminación que aún persiste en muchos rincones del mundo.
La invitación está abierta para todas las personas que creen en la inclusión, el respeto y los derechos humanos. Porque el Orgullo no es solo una fiesta: es también memoria, resistencia y un llamado a seguir luchando por un mundo más justo para todas las identidades.
Fuente: PROCESO