La FILIT se llevará a cabo del 16 al 25 de mayo. La promoción de la lectura literaria incluye la narración oral que incluye juegos y adivinanzas, además de nanas y cantos con el fin de apropiarse de esa riqueza que tiene Tacámbaro

Víctor E. Rodríguez Méndez, colaborador La Voz de Michoacán

A Tacámbaro se le conoce como el Balcón de Tierra Caliente. Rodeado de un bosque templado y montañas, en él se respira aún la cotidianidad del ambiente rural michoacano. A Tacámbaro le dedicó el escritor José Rubén Romero un libro en el que describe el pueblo, la gente, el calendario rural y un retablo familiar. Y, en un poema, el autor de La vida inútil de Pito Pérez escribe:

“En estos sitios fértiles siempre hallará el viajero / caritativo alero; / quietud bajo las bóvedas que forman los bananos; / amigos en la dicha y en el dolor hermanos”.

En Tacámbaro también nació Mireya Aguilar hace 46 años. Es profesora de educación básica cuya labor la ha desarrollado en su ciudad de origen y en Turicato, a 27 kilómetros. Es también promotora cultural y, además, es la coordinadora de la Feria Intercultural del Libro de Tacámbaro (FILIT), que este año cumple nueve años de realizarse con la idea de promover la cultura del libro y la promoción de la lectura a gran escala en el aquel municipio de aproximadamente 81 mil habitantes, pero que no cuenta con librerías y solamente tiene una Casa de Cultura y una biblioteca pública inhabilitada.

Entrevistada en Morelia para Jueves, Mireya considera que la experiencia acumulada de la feria en nueve años se resume “en un trabajo que rinde frutos a largo plazo, pero que es imprescindible si queremos transformar la sociedad, si queremos revolucionar las conciencias a través de la cultura, de la educación y del arte”.

Y es que, de acuerdo con sus propósitos, la feria es un proyecto literario que “se ha vuelto indispensable para generar acciones de promoción y fomento a la lectura como parte esencial para la regeneración del tejido social, creando un espacio cultural abierto y plural para los habitantes del municipio y comunidades aledañas”.

La FILIT ha sido parte importante del auge cultural del municipio en la última década como organización comunitaria y de la mano de otros proyectos ciudadanos. Muestra de ello es que la coordinación general de la feria tacambarense está a cargo de un comité organizador ciudadano, en el que han participado diferentes colectivos y artistas, maestras, maestros y gestores culturales. En tanto, los recursos y medios económicos que sostienen la feria han sido aportados, en su mayoría, por la sociedad civil.

Así, la feria ha persistido en ser un ejercicio de organización social que busca promover la importancia de la lectura “como instrumento de educación y de transformación”. En este sentido, el grupo coordinador tiene un objetivo claro: impulsar la lectura, la escritura y las artes como medios para apoyar en el avance y superación de las problemáticas que padecen niñas, niños y jóvenes del municipio de Tacámbaro y poblaciones aledañas.

Una apuesta por el arte y la cultura

Mireya Aguilar fue regidora en el ayuntamiento de Tacámbaro y justo en 2016 fue cuando surgió el proyecto de la FILIT, hace casi diez años en los que, dice, sí ha notado cambios importantes en la sociedad, sobre todo en lo que toca a las nuevas generaciones.

“La feria es el camino para ir mejorando a la sociedad en la crisis que vivimos de violencia y de inseguridad. Creemos que hay que apostarle más a la cultura y a la educación, y a eso nos hemos dedicado”.

El resorte que la llevó a pensar en un proyecto de largo alcance como la FILIT, asegura Mireya, se activó durante su ejercicio como docente en educación primaria y secundaria (actualmente de licencia), cuando intentaba encontrar objetivos y espacios distintos en los que no sólo se tratara de desarrollar un currículum. Tenía entonces un plan establecido que trataba de involucrar a la propia comunidad y promover la conciencia crítica de los estudiantes a través de la lectura y las expresiones artísticas. Inició con un festival de lectura, primero en Turicato y luego en Tacámbaro, durante cinco años en la escuela primaria donde trabajaba.

“Era un festival comunitario en el que invitábamos también al preescolar y a otras escuelas, además de los padres de familia. Era un ambiente lúdico que buscaba romper esa estructura rígida que tenemos en las escuelas, desafortunadamente, y más bien desarrollar el juego, el arte, el teatro, la música, la pintura”.

La idea de Mireya era que Tacámbaro tuviera un espacio similar, y decidió impulsarla a través de la regiduría, la cual fue acompañada por gestores culturales, artistas y otra gente que se sumó al proyecto. Era 2016 y, desafortunadamente para ella, no fue aprobado el respaldo económico del municipio para llevar a cabo la feria. Sin embargo, este rechazo no fue impedimento para que tuviera mayor fuerza el impulso de desarrollar el proyecto de manera comunitaria, para lo cual se formó un comité organizador ciudadano, tal como se ha llevado a cabo hasta hoy de manera ininterrumpida.

Para Mireya este esfuerzo ha tenido una retribución importante. “Hemos formado públicos, hemos propiciado también que se abran otros espacios culturales en Tacámbaro como salas de lectura y la creación de grupos de música y de teatro. Ahorita, Tacámbaro me parece que es un semillero de creadores y artistas que están haciendo bastantes cosas, a pesar de que como municipio hemos sido muy azotados por la violencia y la inseguridad, entre otras problemáticas sociales como la deserción escolar y la migración”.

Interesada también en temas relacionados con la equidad de género y las luchas sociales, Mireya Aguilar afirma que la FILIT ha sido:

“Un espacio de recreación para la gente, porque justo eso es lo que queremos promover: la lectura literaria, no la lectura solamente para alfabetizar a la sociedad, sino con una carga crítica y estética para formar lectores de a deveras”.

Una feria diversa y dialogante

A punto de iniciar su novena edición, la Feria Intercultural del Libro de Tacámbaro se caracteriza por estructurar un programa muy particular, más allá de las presentaciones de libros y musicales, dice la también mediadora de lectura en el Programa Nacional de Salas de Lectura. “Dialogamos con otras culturas”, dice Mireya, “reconocemos la diversidad que somos como sociedad, como cultura y como ciudadanos”.

Entre otras actividades, agrega, durante diez días la feria ofrece presentaciones de lengua purépecha y documentales, además de promover las expresiones de cultura urbana y la música tradicional, incluidas extensiones de exposiciones pictóricas. Cada año se invita a editoriales expositoras (la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, el CREFAL y el Fondo de Cultura Económica han tenido una participación constante) y también hay trueques de libros y venta de libros usados. Desde 2020 ha tenido como embajadoras y embajadores de la literatura infantil y juvenil a representantes de las letras, que en esta edición será la escritora Vivian Mansur, quien presentará su libro Códice peregrino acompañada por el cuentacuentos Jorge Salvaje.

Igualmente, aprovechando su sala de lectura permanente, cada jueves se realiza un taller con las infancias de la comunidad y otro en el Instituto Tecnológico de Tacámbaro con estudiantes del nivel superior. La promoción de la lectura literaria incluye la narración oral que incluye juegos y adivinanzas, además de nanas y cantos con el fin de apropiarse de esa riqueza que tiene Tacámbaro. Por si fuera poco, a la par confluyen dos proyectos hermanos de la FILIT: el Encuentro de Poetas y Narradores “José Rubén Romero” (se lleva a cabo en septiembre) y la edición de la antología literaria anual “Raíces a una voz” (en 2024 recibieron 350 textos por convocatoria), iniciados ambos también en 2016.

Con todo este trabajo, Mireya Aguilar reconoce su satisfacción porque cree que es el camino a seguir en la búsqueda de una sociedad de paz.

“La cultura nos permite ser más sensibles, más humanas y empáticas. Es lo que hemos intentado construir en Tacámbaro. Creemos que la FILIT tiene una larga vida, sobre todo por la respuesta de la comunidad de Tacámbaro que siempre está muy ávida de estas expresiones culturales”.

Mireya también está convencida del arraigo actual de la feria en su municipio. Incluso, señala, ahora es mucho más sencillo sensibilizar a la población de ser partícipe, “porque es una feria que surgió en la comunidad y es para la comunidad, es propiedad de los y las tacambarenses que la han sostenido, junto con un equipo pequeño que también se ha mantenido y se ha profesionalizado (junto a ella: Carmen Aguilar, Janet Torres, Liliana Galván y Joaquín Aguilar).

“Estamos sembrando, insistiendo”, puntualiza. Sin dudarlo, asegura que las ferias interculturales son más que necesarias en los tiempos actuales. “No sólo para el público, sino también para abrirles estos espacios a los creadores, los libreros, los expositores y los artistas, pues representa un intercambio muy importante y necesario”.

Un pulso feminista y humanista

La fundadora y directora general de la FILIT contempla hoy a Tacámbaro con una mirada y una filiación que va más del lugar que la vio nacer, donde hizo sus estudios y donde está su familia.

“Tacámbaro es mi hogar; es una ciudad mediana, pero con una riqueza histórica impresionante. Tacámbaro ocupa un lugar muy importante en la historia del país, donde han surgido grandes artistas y han vivido también personajes muy importantes. Nuestra imagen de este año nos la donó Dionisio Pascoe. Tacámbaro significa ʻlugar de palmerasʼ, entonces él se fue al monte con campesinos a buscar ese tipo de palmera porque quería retratarla. Para nosotros tiene un gran significado que nos la haya donado para nuestro cartel. Por ello es que lo mejor que puedo hacer es propiciar y procurar que haya estos espacios a través de esta feria del libro, pues una quiere que su lugar de origen, donde vives, esté bien y viva en cordialidad”.

También feminista y activista política, Mireya Aguilar se reconoce como “una mujer muy feliz de representar a las mujeres de mi estado”. La Feria del Libro tiene un pulso feminista, asegura con firmeza.

“Le abonamos mucho a este humanismo mexicano que queremos, rescatar toda la riqueza que tiene nuestro país y nuestras regiones. Queremos que nos sintamos orgullosos de nuestras raíces, de lo que somos. Con este componente muy fuerte de humanismo, pero también de feminismo, esta feria es totalmente comunitaria”.

No oculta que la FILIT es un proyecto con una postura política muy definida. “Es un proyecto que surge desde la izquierda, porque justo es eso: democratizar la cultura y el arte, y sobre todo hacerlo en un municipio donde es difícil que puedas ver algo distinto”.

Mireya se manifiesta “muy contenta también de vivir este momento histórico, de dejar atrás muchas cosas que le hacían mucho daño a la sociedad, por eso decidí dejar un tiempo la docencia, que es algo que me apasiona muchísimo”. Y agrega: “Vi un momento muy importante en 2015, y a partir de entonces no he dejado de participar activamente en la política. Y ahora, con una Presidenta, ¡imagínate, por primera vez en la historia de nuestro país una mujer dirigiendo los destinos de esta nación! Creo que es necesario”.

No se lo piensa mucho y finaliza con la siguiente reflexión: “Procurar el bien común es algo muy importante, y hacerlo entre todos y todas, sin el protagonismo de una persona, sino más bien que todos estemos aportando también ideas y opiniones para el beneficio colectivo”.

La FILIT se llevará a cabo del 16 al 25 de mayo, cuyo programa puede ser consultado en su página de Facebook.

Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.