Morelia, Michoacán

Sobrevivieron al horror de la crueldad y la indiferencia de los humanos. Lograron recuperar su confianza en las personas, la salud y la tranquilidad. Ahora, el reto es encontrar una familia que los acoja, un hogar donde el miedo y el dolor no tengan cabida.

Brisa, Jack, Aria y Tommy, con alrededor de siete lomitos más, participarán este 15 de junio en la feria de la adopción Del Infierno a la Gloria, especializada en animales que sufrieron delitos en su contra y han sido sujetos a procedimientos administrativos y penales, detalló la directora del Instituto Municipal de Protección Animal (Impa), Minerva Bautista Gómez.

“Por lo regular, en las ferias de adopción vemos cachorros o jóvenes, animalitos que no cargan historias de crueldad o abusos y que están en buenas condiciones físicas, pero esta vez lo que queremos es invitar a la gente a que, con responsabilidad y amor, abran sus hogares a quienes han conocido el dolor y han sobrevivido para recuperarse y nuevamente confiar”, explicó Bautista Gómez.

Son alrededor de 11 lomitos los que estarán presentes en la feria de adopción Del Infierno a la Gloria, a desarrollarse el domingo 15 de junio, en la calzada de San Diego.

Vacunados, esterilizados y rehabilitados, todos han tenido un pasado tormentoso y han sido objeto de procedimientos penales y administrativos, algunos aún en curso, aunque sin riesgo de que se retornados a sus maltratadores.

En tanto Bautista Gómez proporcionaba la información de la feria de adopción Del Infierno a la Gloria, cuatro lomitos correteaban alegremente a su lado, en contraste con sus historias de sufrimiento y crueldad.

“Jack fue utilizado para maquila y peleas clandestinas, y casi pierde sus orejas por mutilaciones con fines supuestamente estéticos, tenía pulgas e infecciones y un comportamiento complicado. Ahora es un cachorro gigante lleno de amor y ganas de jugar, con la única restricción de que no convive con otros perros pitbull”, mencionó Minerva Bautista.

Cada una de las 11 historias parte el corazón, como sucede con Brisa, cuya alegría y ánimo contrastan con los días en que vivía encadenada en un balcón, con apenas el mínimo de alimento. “Era puro hueso, la cadena y el candado que la sujetaban eran más grandes que ella”, recordó.

Aria fue atada con un alambre de púas, a su cuello y pata, y cuando sus humanos notaron que la necrosis afectaba su pequeño cuerpo, la abandonaron en un patio posterior. Tras ser rescatada, se detectó que había perdido su patita, pero nunca sus ganas de vivir.

Finalmente, Tommy vivió en una casa del horror, donde un individuo violaba, quemaba y mataba a sus perros. El trauma era tan profundo, que Tommy no soportaba estar cerca de nadie, pero los cuidados y la paciencia lograron que volviera a confiar.

“Y ahora están todos esperando ese hogar que todos los animalitos merecen y necesitan”, afirmó la directora del Impa.