La trágica muerte de Jessica McLaughlin, empleada de una tienda 7-Eleven en Hollywood, ha conmocionado a la comunidad local y encendido alarmas sobre los riesgos que enfrentan los trabajadores ante conductas abusivas dentro de sus espacios laborales.
Jessica fue hospitalizada el pasado 29 de junio tras un violento incidente que, según testimonios de sus compañeros, involucró a su gerente directo; y de acuerdo con información compartida por su familia, el hombre la derribó al suelo y la inmovilizó de manera brutal, provocándole una asfixia que derivó en daño cerebral irreversible. A pesar de los esfuerzos médicos y el soporte vital, la joven perdió la vida el 2 de julio.
Testigos señalan que la agresión ocurrió dentro del establecimiento, al término del turno de Jessica, y que otros empleados intentaron intervenir sin éxito. También se reportó que el agresor huyó del sitio en bicicleta, antes de que llegaran los servicios de emergencia.
El Departamento de Policía de Los Ángeles ya tiene identificado al sospechoso, sin embargo, hasta ahora no se ha reportado una detención formal, lo que ha generado críticas entre familiares y activistas que demandan avances más firmes en la investigación.
Familiares de la víctima han señalado que no era la primera vez que Jessica enfrentaba conductas hostiles por parte del mismo gerente. “Mi hija era acosada constantemente en su trabajo. Había expresado su incomodidad, pero no se tomaron acciones preventivas”, comentó su padre ante medios locales.
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La cadena 7-Eleven lamentó el fallecimiento de Jessica y aseguró estar colaborando con las autoridades para esclarecer lo sucedido. Confirmaron además que el implicado fue separado de su cargo de inmediato tras conocerse los hechos.
A través de una campaña de recaudación de fondos, su hermano Sean McLaughlin compartió emotivos mensajes para recordar a Jessica como una mujer solidaria, amable y profundamente empática. “No merecía irse así. Tenía una luz que iluminaba la vida de quienes la rodeábamos”, escribió.
La historia de Jessica ha desatado una ola de mensajes de apoyo, indignación y llamados a revisar protocolos de seguridad y trato digno en los entornos laborales, especialmente para trabajadores jóvenes y en posiciones vulnerables.
Fuente: El Heraldo de México