En su obra tenemos un poderoso punto de partida para adentrarnos en los desafíos actuales como lectores, para redefinir la relación entre algunos de estos presentes y nuestros múltiples pasados

No tengo palabras para expresar mi tristeza por la partida de Françoise Perus; mi agradecimiento por ese mundo de lecturas, ideas y sensaciones que vinieron con su presencia y palabra. Perus nació en Montpellier, Francia, en el año de 1936. Después de una travesía latinoamericana por diversos países en los que se iban instalando dictaduras militares, Chile y Ecuador, recaló en México como profesora de literatura.

Son infinitos los caminos que se abrieron con su muy particular manera de leer los textos literarios latinoamericanos, siempre con esas preguntas tan complejas como básicas: ¿quién narra? ¿para qué se narra? ¿desde dónde se narra? Me persiguen estas preguntas, así como la propuesta de ese eterno "empezar de nuevo" en la lectura e interpretación de Juan Rulfo, Onetti, María Luisa Bombal, Arguedas.

Recuerdo su expresión sobria y contundente que deslizaba en voz baja ciertas premisas que ayudan a “recomenzar” la relación con el texto desde la perspectiva del lector: "el texto literario es de alguna manera la imagen de un mundo evocado que se define también en la experiencia lectora".

Volver a leer con detenimiento y en voz alta, recomenzar el camino por cuenta propia, como ese recorrido de Juan Preciado por el mundo cada vez más desconcertante hacia Comala. "A la marcada inestabilidad de este narrador, a los meandros de su atención perceptiva y reflexiva, y a las variaciones de sus entonaciones, el lector ha de responder con la agudeza y la versatilidad de la mirada y el oído propios", escribía Perus, refiriéndose a ese lector implicado que proponía para la lectura de "Pedro Páramo".

Nunca antes la noción de "poética narrativa" tuvo tanto sentido, tal amplitud en sus posibilidades lectoras y como experiencia de vida. En su obra tenemos un poderoso punto de partida para adentrarnos en los desafíos actuales como lectores, para redefinir la relación entre algunos de estos presentes y nuestros múltiples pasados, una confianza infinita y justificada en nuestras posibilidades como lectores: una poética de lectores implicados.