A veces olvidamos que lo más poderoso no siempre viene en frascos ni con etiquetas complejas. Lo más nutritivo suele ser también lo más sencillo, lo que proviene de la tierra
Amnérica Fernández, colaboradora La Voz de Michoacán
Si hay un grupo de alimentos que merece el título de “medicina diaria”, son los vegetales. A veces olvidamos que lo más poderoso no siempre viene en frascos ni con etiquetas complejas. Lo más nutritivo suele ser también lo más sencillo, lo que proviene de la tierra.
Los vegetales son el regalo más abundante y generoso de la naturaleza. Están llenos de vida y, al comerlos, literalmente estamos comiendo una gran cantidad de nutrientes. Son una fuente inigualable de vitaminas, minerales esenciales y fibras que nutren no solo nuestro cuerpo, sino también una energía limpia y nuestro sistema inmune.
Pero más allá de lo que ya conocemos, los vegetales contienen compuestos aún más extraordinarios: los fitoquímicos. Estos son sustancias bioactivas que las plantas producen para protegerse de efectos adversos de la naturaleza, y cuando los comemos, también nos protegen a nosotros. Algunos ayudan a desinflamar el cuerpo, otros combaten radicales libres, fortalecen el sistema inmune o incluso tienen efectos anticancerígenos. ¿Ejemplos? El sulforafano del brócoli, los carotenoides de la zanahoria, la quercetina de la cebolla, los polifenoles de las hojas verdes. Un arcoíris de inteligencia viva que sana desde adentro.
Comer vegetales todos los días no es solo una recomendación nutricional. Es un acto de conexión con la tierra, de respeto por nuestro cuerpo, de cuidado integral. Es darle al cuerpo lo que reconoce como suyo, lo que ha evolucionado para digerir y aprovechar con sabiduría.
Además, la fibra vegetal aunque no es un nutriente en sí, es esencial para tener una buena salud. No solo regula el tránsito intestinal y deshecha toxinas del organismo previniendo enfermedades, sino que alimenta a nuestra microbiota: ese universo de bacterias buenas que influyen en nuestras emociones, defensas y niveles de energía. Comer vegetales es también una forma de sanar y sentirnos con una energía limpia.
No necesitas cambiar todo de golpe. Empieza por agregar poco a poco diferentes vegetales, más crudo y más fresco a tu plato. Una ensalada vibrante, un bowl de verduras al vapor con aceite de oliva. Siente la diferencia no solo en tu cuerpo, sino en tu mente, en tu claridad, en tu ánimo.
Porque cuando nutrimos el cuerpo con lo que realmente necesita, también alimentamos nuestra capacidad de elegir conscientemente.
IG. @america.fernandez