Mirador Ambiental
La ausencia de la cultura de la sustentabilidad, más allá de las referencias verbales y textuales que los políticos suelen presumir en sus discursos de promoción, ha causado enorme daño al desarrollo de México y del estado. El correr atropellado y ciego de la economía se ha llevado entre los pies la propia casa biológica que todos necesitamos para existir.
Ya es del conocimiento general que estamos viviendo las consecuencias del Cambio Climático. Por todas partes se habla de ello, sin embargo, muy poquísimos hacen algo por contener, mitigar o remediar.
Nuestra memoria ambiental es cortísima. Apenas hace seis meses la sequía nos azotaba con su látigo de calor y evaporación de cuerpos de agua, desatando condenas, ruegos y reflexiones que hacían suponer que el fenómeno estaba más que visibilizado. Llegando las primeras lluvias aquella memoria fue sepultada y se entonaron cantos triunfales, ¡la sequía ha terminado!
La cortedad de la memoria ambiental ha derivado en indulgencias para quienes desde hace décadas han y continúan destruido bosques y privatizado aguas. La evidencia de que detrás del Cambio Climático se encuentra la actividad económica desbordada y desregulada del ser humano se esfuma con las primeras gotas de una llovizna ocasional o bien, con tan solo rememorar los beneficios económicos de esas actividades productivas.
Hasta pareciera que la sociedad contemporánea aceptara el costo de la destrucción de bosques y aguas, si a cambio ello genera en lo inmediato dinero y placer por el consumo. Cuando se piensa así se cree fervorosamente en que no existen fronteras límite, después de las cuales no hay retorno y los costos son mayores que los beneficios.
La CONAGUA prevé que para el año 2025 tendremos de nueva cuenta un fenómeno agudo de sequía. Y de nueva cuenta el fenómeno nos tomará con la mano entre la puerta porque lo que hasta ahora se ha diseñado como política pública de prevención o mitigación ambiental es tan insuficiente como el raquítico presupuesto que se destinará para este sector.
Se podrá paliar hasta cierto punto el acceso al agua con el suministro a través de pipas, siempre y cuando esté disponible en los cuerpos de agua que previamente han sido destruidos por el cambio de uso de suelo o esté privatizada en hoyas y pozos para regar aguacates y cultivos de frutillas.
Conforme al presupuesto hídrico federal para 2025 Michoacán no cuenta con dinero para construir infraestructura, que es un medio para asegurar en el futuro el acceso al agua para consumo humano y para los sistemas productivos, pero tampoco hay dinero para frenar y revertir el cambio de uso de suelo y tampoco para atacar la escandalosa privatización de aguas. La mayor parte del presupuesto ambiental del gobierno michoacano será para acciones focalizadas en la rehabilitación del lago de Pátzcuaro.
Como ocurrió en este 2024 es previsible un encadenamiento de factores que propicien la agudización del estrés hídrico y de conflictos sociales por el acceso a ella en el nuevo año. La mirada estará puesta en dos temas imposibles de ocultar: la privatización ilegal de aguas en la zona aguacatera y frutillera y el arrollador cambio de uso de suelo que está pelando los bosques estatales, y que son causa profunda de la escasez de agua, de su evaporación y del incremento de las temperaturas. De que esta es la tendencia, basten los siguientes hechos locales.
En las semanas pasadas se ha detectado un movimiento inusual de máquinas perforadoras de pozos y constructoras de hoyas en la franja aguacatera de Madero y Acuitzio del Canje al que le ha correspondido la protesta de los pueblos cercanos que ven en ello el riesgo, ya en otros momentos comprobable, de que tales obras los condenarán a quedarse sin agua.
Todo indica, como ya algunos investigadores lo han confirmado con datos duros, que un gran porcentaje de huertas sufren de estrés hídrico y que están necesitando más agua para mantener los niveles y calidad de la producción.
En una localidad llamada Angandio, al norte de Madero, en un pequeñísima franja de apenas 3.8 kilómetros por 800 metros, en donde están establecidas apenas 10 pequeñas huertas aguacateras y en la que ya existen 24 hoyas concentradoras, llegó este fin de semana una perforadora para habilitar un pozo en una huerta.
Asumimos que es ilegal porque de acuerdo con el REPDA de Conagua no existe autorización para esa zona.
La irracionalidad con la que se sigue moviendo la mayor parte del negocio aguacatero terminará destruyendo las fuentes de vida que lo sustentaban. Así como la gobernante Sheinbaum reformará la constitución para prohibir el cultivo de maíz transgénico, bien puede prohibir en el mismo paquete y por razones aún más poderosas, el cultivo de aguacate.
*El autor es especialista en temas de Medio Ambiente, e integrante del Consejo Estatal de Ecología.